(Jaén 1973) Camino por la vida igual que Pedro por su casa, he vivido y vivo como si mañana se acabara este teatro.
Gracias a la LITERATURA he resurgido de unas cenizas bastante negras.
LAPISLÁZULI es como el ave Fénix, mejor, como el Águila Imperial. Somos ejemplares que habitamos las sombras de la literatura, nos alimentamos de los alientos y suspiros que las palabras dejan a su paso por nuestra cabeza y, sobre todo por nuestro corazón. Pertenecemos a esa especie rara que lucha día a día por su convicción y que claramente está en un peligro extremo de extinción.
Con Lapislázuli soy libre, y no hay tesoro en este "mundo" que pague ese estado mental y emocional. Es en el interior de Lapislázuli donde aún puedo seguir buscando mi tan ansiado "País de Nunca Jamás". Es allí, dentro de ese grupo de almas sensibles, allí donde los sentimientos corretean por encima de las mesa y salen de la piel en forma de palabras. Si, es allí donde me enseñan y alienta a seguir buscando mi unicornio, mi utopía, mi libertad.
Mi mayor patrimonio son mis dos hijos.
